INTRODUCCIÓN III: AGUSTINA, FOUNDER OF MUSEII

La creadora detrás de MUSEII nos comparte su mirada sobre el diseño, el arte y la vida cotidiana como inspiración constante. “Todo lo que me conmueve, se transforma.” Las imágenes que acompañan esta nota son de su viaje a Japón, una de las tantas fuentes que inspiran su proceso creativo.
¿Cómo nace MUSEII?
Comencé a cranear MUSEII hace unos cuatro años, de a poco y en paralelo a mi trabajo como diseñadora independiente. Actualmente, además de dedicarme a mi marca, también colaboro con otros proyectos y clientes.
En sus inicios, MUSEII era más una idea que una marca: un concepto que reunía mis valores, temas que me apasionan desde siempre y el deseo de compartir mi mirada con otras personas. La palabra “MUSEII” significa “museo” en yiddish, la lengua de mis bisabuelos. Desde chica visité muchos museos junto a mi familia, mi mamá estudió museología, y con ellos comparto la pasión por conocer otras culturas, su historia y temas sociales. También tomé clases de pintura desde muy chica y heredé un amor profundo por las bellas artes.
El arte siempre fue un canal de inspiración para mí. Por eso decidí que MUSEII sea un espacio donde distintas personas puedan expresarse y vestirse sin limitaciones. A través de la marca, quiero invitar a pensar en un diseño más consciente: en piezas que duren, que puedan ser usadas muchas veces, y cuya vida útil sea lo suficientemente valiosa como para trascender a otras generaciones. Desde esa búsqueda, empecé a diseñar, pieza por pieza, lo que hoy es el DROP 001: una serie de prendas atemporales, versátiles, cómodas y combinables entre sí, atravesadas por referencias artísticas y pensadas para acompañar distintas formas de estar y habitar el día a día.
¿Qué fue lo que te impulsó a crear una marca de ropa en ese momento?
Siempre tuve el deseo de crear un proyecto propio, desde que estudiaba en FADU. Una de las cosas que más disfruto es ver a otra persona usar y enamorarse de una prenda, concepto u objeto de diseño. Ese gesto, simple pero profundo, siempre me motivó a construir un espacio donde compartir mi mirada. Todo lo que me conmueve, se transforma. Y esa transformación fue el motor que me impulsó a dar forma a MUSEII. Cuando me recibí, me atravesaban muchas dudas: la sensación de no estar del todo preparada, de no saber lo suficiente. Pero tuve la suerte de poder aprender trabajando en la industria, de la mano de grandes referentes del diseño argentino. Ese recorrido fue clave para mí.
Mientras tanto, MUSEII empezó como un deseo, luego como una idea, y muy de a poco, a puro pulmón, fue cobrando vida. Hoy me emociona profundamente ver el proyecto hecho realidad. Detrás de cada prenda hay muchísimo trabajo: mío y de todas las personas que me acompañaron, que me ayudaron a pensar, a corregir, a dar forma y a lanzar esto al mundo. MUSEII nació hace muy poco, pero tiene toda la vida por delante para crecer. Y ese camino, con sus búsquedas y descubrimientos, es lo que más ilusión me genera.
¿Cuál fue el primer gesto, la primera prenda, la primera emoción?
Empecé diseñando distintas piezas que se combinaran entre sí y las probaba en cuerpos de distintos géneros. Me interesa mucho no solo trabajar una estampa o un dibujo, sino también meterme en la morfología y la construcción de cada prenda.
Siempre me atrajeron las tipologías de sastrería. Mi abuelo tenía un negocio de trajes de hombre y mi bisabuelo era sastre. De algún modo, la moda masculina siempre me llamó la atención. Desde chica decía que me encantaba ver mujeres vestidas con trajes de hombre, y me inspiraba ver personas, sin importar su género, usando el mismo traje.
Así fue como me enfoqué en el saco y el pantalón Kupka para crear las primeras piezas de la colección: un conjunto versátil, cómodo y genderless. Este tipo de prendas son algo que no podía faltar en MUSEII.
¿Cómo imaginás la moda como herramienta de impacto social y ambiental?
La imagino desde un lugar consciente, y no tan frenética como la solemos asociar. Creo que la moda tiene un enorme potencial para generar impacto, no solo por lo que produce, sino también por lo que comunica. Es una forma de expresar quienes somos, qué elegimos mostrar y qué decidimos ocultar. Puede ser una herramienta poderosa para cuestionar normas, romper estereotipos y abrir conversaciones necesarias. Desde MUSEII intento aportar a ese cambio: pensar prendas que no pasen de moda, que no respondan a un género, que acompañen distintos cuerpos y contextos.
No me interesa vender una idea de sustentabilidad perfecta, pero sí hacerme cargo de las decisiones que tomo como diseñadora. Proponer un consumo más responsable, más pausado, más atento. Creo que el impacto social también pasa por ahí: por volver a conectar con el valor de lo que usamos, con el trabajo detrás de cada prenda, con la posibilidad de vestirnos desde un lugar más libre y más propio.
¿Qué te sostiene cuando estás en duda o agotada con el proyecto? ¿Hay una imagen, un recuerdo, una frase que te conecta con el propósito?
Esta frase es bastante cliché, pero cuando era chica tenía un Tumblr que se llamaba "Enjoy the little things". Era un espacio donde reunía imágenes y elementos que me inspiraban o con los que me sentía identificada. Me considero una persona detallista: me gusta enfocarme en los elementos ocultos de una pintura, en la composición de una escena de una película, o en qué cosas definen un espacio. Siento que la felicidad, muchas veces, está ahí: en esos momentos particulares y chiquitos de la vida cotidiana.
Tener una marca de ropa puede ser muy demandante, incluso agobiante por momentos. Y en esos días, vuelvo a mirar los detalles: los que me gustan, los que me hacen acordar por qué hago esto. Me apasiona ver cómo está construida una prenda y como puede volverse significativa para alguien. Como un souvenir, una comida o algo que alguien guarda porque tiene un valor simbólico y emocional.
Siempre digo que, si no hubiera estudiado diseño de indumentaria, probablemente habría elegido diseño industrial. Creo, como en los principios de la Bauhaus, que el buen diseño es aquel que logra un equilibrio entre lo estético y lo funcional. Un buen proceso proyectual transforma una idea en algo que tiene sentido, que funciona, que conmueve y que puede habitar la vida cotidiana de alguien.
¿Qué querés que quede de MUSEII en las personas, más allá de la ropa?
Creé MUSEII con la intención de ofrecer prendas que acompañen el día a día de las personas y, si ocurre, que puedan enamorarse de ellas. Disfruto mucho cuando alguien me cuenta que eligió una pieza para una ocasión especial o que se volvió parte de su rutina. Me interesa lo que sucede después: cómo se combinan, qué valor adquieren con el uso y qué lugar ocupan en la vida de quienes las eligen.
También busqué construir un espacio donde el acto de vestir se conciba más allá del género o las etiquetas, y donde cada prenda dialogue con la identidad de quien la usa. Quiero despertar conciencia sobre la importancia de elegir productos de calidad, hechos con materiales nobles y pensados para ser usados en distintas ocasiones. A través de MUSEII, propongo un diseño consciente, con piezas que duren, que acompañen y que puedan, tal vez, ser heredadas.
Entrevista: Gabriela Prego
Estilismo y dirección creativa: Nicole Segal
Fotografía: Jonathan Hasbani
¡Genia Hermosa!